Hace dos años, un simple salgo de un torniquete en el metro de Santiago, en protesta por el alza del precio del pasaje en $30, dio paso a extensas jornadas de manifestaciones, sin precedentes en nuestro país, justificado en que no eran 30 pesos sino “por 30 años”.
Y si bien, las protestas pedían cambios sustanciales, entre ellos: el término de la Constitución escrita en la dictadura de Augusto Pinochet, no más AFPs, mejoras en la educación y salud, y el fin al abuso del empresario hacia el más pobre, entre otros, es relevante conocer si ha habido un avance o un retroceso en el Chile posterior al 18 de octubre de 2019.
En ese sentido, el sociólogo del departamento de Sociología de la Universidad de Concepción (UdeC), Rodrigo Ganter, explicó que “es complejo hacer un balance a dos años del estallido social, sobre todo porque es un proceso que aún está en curso, las diferentes demandas sociales y agendas que la revuelta detonó aún no han sido absorbidas del todo por el sistema político, otras están siendo incorporadas de modo parcial y progresivo, por ejemplo, la demanda por una nueva constitución”.
El también investigador del proyecto “Sujetos del Levantamiento en el Chile del 18-O”, agregó que “otra agenda pendiente, que inicialmente no constituía parte de las demandas, pero que fue un desencadenante de la brutalidad policial en escenarios de protesta, es la demanda por verdad, justicia y reparación a las víctimas de atropellos a derechos humanos en el contexto de la revuelta”.
Para la antropóloga de la UdeC, Noelia Carrasco, “durante los últimos dos años hemos avanzado en abrir los ojos como sociedad a las profundidades de las grietas o problemas críticos que nos afectan. Me refiero especialmente a lo que concierne a la desigualdad social y a la injusticia ecológica. Han sido tiempos de constatar estos hechos y para la generación de alternativas, la articulación entre actores y muchos esfuerzos por asumir las transiciones que nos toca enfrentar”.
En la dirección correcta
Desde la Universidad de Santiago (Usach), la directora de departamento de Filosofía, Diana Aurenque explicó que lo que ha venido generándose desde 2019 a la fecha es la consolidación de un diagnóstico: la falta de protecciones sociales que afecta a la población.
“En estos dos años, esta necesidad no fue acallada por la pandemia, sino muy por el contrario, se acentuó. Chile es hoy, un país más consciente de sus inequidades, más cuando las soluciones no han llegado, y para ello el feminismo ha sido clave. Desde las calles se ha instalado en las conversaciones familiares, en las agendas políticas y en las academias”, afirmó Aurenque.
En tanto, para el académico de Historia de la Usach, Igor Goicovic, “la manifestación de hace dos años evidenciaba un profundo descontento hacia el sistema económico y político, sin embargo, el modelo neoliberal sigue vigente y los principales actores empresariales y políticos del país se esfuerzan en reestructurarlos, a efectos de darle continuidad. Además, las principales figuras del régimen político son las que siguen disputándose los cargos de representación popular”, concluyó.
No obstante, el comenzar la redacción de la nueva Constitución este 18 de octubre, para el sociólogo Ganter, si bien es importante, aún falta mucho por hacer, pero se va en la dirección correcta.
“Si uno observa el carácter y la composición inédita de la actual Convención Constitucional, la dinámica de trabajo que han instalado y los valiosos acuerdos alcanzados por amplias mayorías, muchas veces a contra corriente de los poderes constituidos y fácticos. Soy de la opinión que, el costo humano y colectivo de la manifestación histórica del 18-O por parte de la ciudadanía en pro de un Chile más justo, debe y puede estar a la altura de las trasformaciones estructurales que nuestro país requiere de modo urgente”, sentenció.
Asimismo, la antropóloga Carrasco añadió que “comenzar la redacción en esta fecha no es ni simbólico ni tampoco un error. Es un acto político de suma relevancia que demuestra que, más allá de las descalificaciones y las resistencias de los sectores minoritarios que han estado cómodos en la desigualdad, el país está viviendo un proceso muy profundo y de suma relevancia para su historia presente y futura. No es un hecho circunstancial, dado que marca la fecha de explosión de una crisis que busca un desenlace, el que, por cierto, aún estamos construyendo entre todas y todos”.
Cerca de dos mil personas marcharon por Concepción
En la capital penquista cerca de 2.000 personas (entre artistas y ciudadanos), se concentraron en Plaza Perú para conmemorar el segundo aniversario del 18-O.
La gran masa de gente que luego avanzó por Avenida O´Higgins, tal como hace dos años, obligó a desviar el tránsito del Transporte Público por calle Freire y calle Cochrane.
Al cierre de esta edición, se registraron incidentes fuera de la 8va. Zona de Carabineros, 1ra. Comisaría de Concepción, en la Gobernación y una quema de neumáticos en la intersección de calle Salas con Avenida Los Carrera.